Postura: él se sienta sobre la cama o suelo, con las piernas
estiradas apoyado sobre las palmas de la mano. Tú estás encima pero esta
vez dada la vuelta, de espaldas a él.
Esta postura es súper placentera para él y tú puedes moverte libremente
sin preocuparte de tripa ni pechos. Podrá admirar tu espalda y hombros
bonitos.
Consejo final: si después de todo esto sigues acomplejada, a lo tradicional: ¡apaga la luz!
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